La sociedad de hoy anda estresada, deprimida, y muchos sufren y se mueren por eso.
La tensión y presión constantes, el correr sin sentido, y el tener mucho que hacer, crean estrés. Si a todo eso se le suma la mala relación con jefes y compañeros, la vida se vuelve un infierno.
¿Qué hacer? ¿Hay una solución que funcione?
Aquí te muestro una que SÉ que funciona. Veamos.
Hay dos maneras de trabajar: el misionero y el mercenario. Entre ellos encontramos los bichos raros (las Perlas), y los ‘normales’ (los rasos).
El misionero es quien trabaja por una Misión, mientras que el mercenario trabaja por una ‘merced’, por dinero.
Aunque parece que ser misionero(a) es algo noble, en realidad las dos funciones son importantes porque cada padre o madre de familia tiene la responsabilidad de cuidar a sus hijos, y sin duda el dinero es importante porque sirve para que uno se mantenga y mantenga a su familia.
La diferencia que caracterizará a los misioneros de los mercenarios será el amor y la pasión que ponen en su trabajo.
Claro está, además de los malos entendidos que nacen trabajando junto a otros, en ambos casos hay tareas duras, agotadoras, repetitivas y poco interesantes que conllevan a estrés e infelicidad.
Pero, generalmente quien trabaja por una Misión, si es una Perla –hay los ‘rasos’ también entre los misioneros— y tiene un propósito claro y no egoísta, disfruta de una herramienta más: la ideación de su Misión.
En esos momentos duros —que son la mayoría— si guía su mente al ‘porqué’ y al ‘para qué’ está haciendo esa tarea, muy pronto sentirá como un ‘aire’, como un amor por su Misión que le dará la inspiración y la energía para continuar con su trabajo.
Además, si es un misionero de verdad, no pone su ego en lo que hace, sino que se considera una herramienta del Padre que lo dirige. Y entonces, todo se vuelve dulce y, otra vez listo(a) e inspirado(a), continúa con su lucha y Misión.
¿Y qué pasa con la persona que trabaja porque lo necesita y que no ama realmente lo que hace?
Puede aprender del misionero(a).
Aunque no tiene una misión específica, ella o él también pueden sentir ese amor haciéndose unas simples preguntas.
‘¿Qué representa para mi este trabajo? Representa tranquilidad, comida, techo, educación para mí y mis hijos, carro, vacaciones y amenidades varias. Aunque tal vez no es todavía el trabajo ideal que quisiera, mi empresa me está dando esta oportunidad y debo serle agradecido. Considerando que debo trabajar las horas ya definidas cada día, ¿por qué no trabajar con ganas y amor? ¿Quién me impide ser lo mejor que pueda y usar mi creatividad para mejorar mi trabajo y empresa?’
Además, ¿Quieres doblar tu salario en seis meses?
Si eres el/la primero(a) en llegar a tu trabajo y el/la último(a) en salir, y además estás siempre con una sonrisa, con alegría y en armonía con los demás, incluyendo a tus jefes, ¿piensas que deberás sentirte inseguro por mantener ese trabajo? Al contrario, lo que pasará es que sí lo perderás, pero porque la empresa te ofrecerá otro trabajo mejor.
Y esa no es ‘la’ empresa, sino TU empresa. Si la consideras tuya, trabajarás de una manera diferente.
Recuerda que hoy en día hay muchos buenos y así ya ser bueno(a) no es suficiente. Si quieres tener éxito debes volverte sobresaliente.
¿Y qué hace la mayoría? Vive en la mediocridad, y se arrastra por encima de las horas como si fueran un tormento.
Y así ese empleado ‘modelo’ habla con los demás colegas como él o ella (parece que las personas mediocres tienen muchas cosas que decirse), se toma un café (sagrado), o se fuma un cigarrillo, chatea, visita su redes sociales, habla por teléfono… y pierde tiempo.
Varias investigaciones han probado que una persona ‘normal’ generalmente trabaja el 50% del tiempo debido.
Y eso nos lleva a otro problema aún más grave, un problema moral que muchos ni consideran porque es tan común que ya ni se ve: la falta de moralidad.
¿Te preguntas?, ‘Si mi empresa me paga un salario completo con todas las prestaciones, ¿por qué estoy dando solo la mitad de lo que debería?’
¿Y cómo se llama eso?
El robar no es solo cuando sacas algo a alguien sin su permiso, sino que es también cuando no das a los demás lo que les debes.
Y, en este caso, tú debes tu tiempo y dedicación a tu empresa por las horas que te son pagadas. Para ser más claro, te doy un ejemplo: si ganas 10 dólares por cada hora y pierdes una hora de tu tiempo en lo que hemos dicho, significa que estás substrayendo (palabra más elegante que ‘robando’) 10 dólares. Y si eso sucede todos los días, al final del mes habrás dejado de dar 250 dólares a tu empresa.
Si ya estás establecido(a) en el Camino, o si estás empezando a ‘despertar’, ¡NO seas ‘normal’ o mediocre, sé un bicho raro, sé sobresaliente!
Cuando hay que trabajar, trabaja, y trabaja con amor.
La diferencia y la satisfacción que sentirás a nivel personal serán enormes. Además, eso aumentará tu autoestima, la seguridad en ti mismo(a), tus buenos hábitos y la admiración de aquellos que han ‘entendido’ un poco. 😉
¿Y qué harán los ‘normales’, los rasos?
Para cubrir su mediocridad y como si tú fueras el ‘malo del paseo’, te criticarán, te mirarán mal y te llamarán (a tus espaldas, porque son cobardes) con cualquier tipo de nombre…
Y esa es la parte más linda.
¿Cómo responde un bicho raro a lo que una manada de mediocres rasos piensa de él o ella?
Acerca del autor: Dada Japamantra
Motivador, profesor de meditación, líder humanitario, mentor y consejero espiritual. Centro mis actividades y existencia en el lema “Auto-realización y Servicio a la Humanidad.” Como monje y misionero, me dedico solamente a la misión de ayudar a las personas a desarrollar su Infinito potencial interior y a contribuir al bienestar universal.
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