Sí, sé que es algo feo de decir, pero odio a una maldita piedra.
Dirás: ‘¿A una piedra?’ Pues, en verdad no es exactamente una piedra, sino que es una Piedra especial.
Pero, no es que siempre haya tenido ese odio, así que déjenme contarte lo que me pasó.
Un día tuve la mala suerte de leer un artículo donde los más grandes científicos del mundo aseguraban que, según la teoría del Bing Bang, todo el universo había nacido de una Piedra más pequeña que mi puño.
Y porque estoy convencido de que esos cabezones se la saben toda, y yo soy un tipo sencillo, a las pocas horas, se me empezó a salir una rabia, pero una rabia, pero UNA SEÑORA RABIA por esa piedra.
Pensé: “Si todo nació de esa Piedra eso significa que también esa desgraciada de mi mujer viene de esa Piedra, que esas malditas deudas vienen de esa Piedra, y así mi jefe y mi suegra, y el tal Héctor que me robó, y el tal John Edward que me estafó y el tal Dayron que nunca me pagó…y ni hablar de esos muchachos que me atracaron, o de los otros ‘cara de buena gente’ que me traicionaron…y también el profesor que de niño me subía del piso tomándome por las orejas, y de mis tres hijos que dicen que ya no sirvo cuando yo he trabajado toda la vida para ellos.”
Y desde ese entonces veía esa maldita Piedra por todas partes, como una obsesión…y eso me daba rabia, odio, malestar, inseguridad y me mantenía todo el tiempo de mal genio. Imagínense que estaba mal, pero tan mal que un amigo me aconsejó ir a hablar con un hombre del que nadie sabía el nombre y a quien todos llamaban ‘El Sabio’…
Cuando llegué a su casa, todo me pareció ordinario, sencillo…pero extrañamente tranquilo, como si hasta los pocos muebles dieran paz. El Sabio me recibió con una sonrisa suave, como si, sin ni siquiera conocerme, me mirara con un gran Amor. Y me fue fácil contarle lo que me molestaba y lo que la Piedra me había generado. Con una sonrisa que se volvió más abierta, con dulzura me dijo: ‘Bueno, esos son realmente cabezones y saben mucho…y tal vez es verdad que todo el universo y todos tus males vinieron de esa Piedra pero hay una manera para aliviarte de tu sufrimiento. Busca a esos científicos y pregúntales
‘¿Y de dónde vino esa Piedra?’
Al inicio su idea de preguntar a personas tan importantes algo tan sencillo me pareció una bobada, pues, para mí era claro que esos científicos, las cabezas más brillantes del mundo, ya sabían la respuesta que El Sabio me pedía pero, de todas maneras, porque vino de él, acepté el reto y me puse a investigar…
E investigando e investigando me encontré con que los más cabezones entre ellos, perdidos en el DESPUÉS nunca se lo habían preguntado, y que los más sencillos ni TENÍAN IDEA…
…y entonces me puse a buscar en Internet, en libros, en videos y me encontré con que muchos hablaban de eso, pero nadie tenía una respuesta clara…
…y así me fui a templos y religiones, y sus cuentos me llenaron de miedos que no tenía y de castigos eternos y pecados que nunca había cometido…y me hablaron de un Creador cruel…y me fui asustado preguntándome… “¿Si la naturaleza es tan perfecta y hermosa, cómo puede existir un Padre que odia al punto de castigar PARA SIEMPRE a unos hijos necios? ¿No fue Él quien los hizo así?”
Y continué a buscar y, buscando y buscando sin encontrar nada, decidí regresar donde El Sabio.
Esta vez me acogió con un abrazo que llenó mi alma y me dijo que la respuesta ESTABA YA CONMIGO, que necesitaba buscarla EN MI…
…y me habló de ese ‘mi’ que yo no conocía, y me habló de la Vida, y me habló del Amor, y me habló de la Felicidad Suprema…
…y me enseñó una manera para encontrarme a mí mismo…
Y entonces medité y luché y medité y luché…hasta que un día sentí que ya no era mi cuerpo, sentí que ya no era mi mente…que ya no tenía miedo, y sentí que yo era ese Ser INFINITO que DESDE SIEMPRE había estado en mí…
…y que TODO era Amor…
…y sólo entonces, riéndome de mi mismo, me acordé de mi viejo odio a la Piedra, y a todo el universo que venía de ella…
…y pensé en la felicidad que ahora me daba el saber que esa Piedra había sido creada por ese Ser Supremo que, siendo su Creador, era aún más importante que el universo mismo…
…y en la felicidad que me daba saber que mi mujer, deudas, jefe, suegra, hijos y todos los demás, venían de ese Ser…de ese Creador Infinito…y que así, porque venían de Él…eran Él…y que yo también lo era…
Acerca del autor: Dada Japamantra
Motivador, profesor de meditación, líder humanitario, mentor y consejero espiritual. Centro mis actividades y existencia en el lema “Auto-realización y Servicio a la Humanidad.” Como monje y misionero, me dedico solamente a la misión de ayudar a las personas a desarrollar su Infinito potencial interior y a contribuir al bienestar universal.
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